DE VUELTA AL MAPA

Bueno, ahora sí, retomamos el orden (pincha aquí si no sabes de qué hablo). Ya ha pasado un tiempo desde que pasó lo que voy a contar hoy, pero como se suele decir, más vale tarde que nunca. 


Tenía un fin de semana libre por delante y ningún plan más que el de ir a dónde me llevara el viento; expresión que hay que usar con cuidado en Islandia, porque puede llegar a ser literal. Me había levantado también con espíritu nostálgico así que cogí el mapa (el de papel) y me dispuse a planear una ruta para la cual no iba a usar en ningún momento nada más para orientarme. 


Llevaba en mente un par de sitios que quería ver en el oeste del país y en el norte, así que decidí primero ir directamente al norte, pasar la noche ahí y ya al día siguiente, a la vuelta, podría parar en el oeste que me pillaría más o menos de camino. Preparé mi mochila, me memoricé las carreteras que tenía que tomar hasta la siguiente parada y salí. 


La conducción fue muy entretenida, la verdad es que conducir aquí es una gozada. Son muy pocas las carreteras, por lo que es bastante difícil perderse y las vistas son de otro mundo. Estuve conduciendo por unas cuantas horas hasta que llegue a la Península de los Troles o Tröllaskagi situada entre los fiordos Skagarfjördur y Ólafsfjördur. La península se puede recorrer conduciendo una carretera de unos 100km que la bordea haciendo un pequeño bucle que merece muchísimo la pena desde la carretera principal (Ring Road) entre las localidades de Varmahlid y Akureyri. 


Mi primera parada fue Hofsós, una aldea pesquera que tenía unos miradores al fiordo increíbles. Eran tan chulas las vistas hacia el fiordo que hasta habían construido la piscina municipal rollo "infinity pool" hacia el mismo. 




Después, seguí conduciendo, y cuanto más al norte iba, más se complicaba el tiempo. Empezaba a llover y el viento soplaba cada vez con más fuerza. Pero los rinconcitos que iban apareciendo... 



A veces, solo el hecho de estar solo por ahí con esas nubes, el viento y el frío daba un poco de susto en el cuerpo, pero por otro lado, saber que estaba viendo el mar ártico y sintiendo ese frío era una sensación bastante guay. 
Siglufjördur fue mi siguiente parada. Se trata del pueblo más al norte de la península, situado bajo unas laderas bastante grandes y empinadas a las que algún día volveré, ya que me enteré que habían varias rutas por ellas. Me di una vuelta por el pueblo para estirar las patas de tanto coche y resultó estar en fiestas. Había bastante ambiente y un par de músicos tocando en la plaza mayor. Lo que no me esperaba yo era que de repente fuera a escuchar "mi limón, mi limonero" en Islandés. Fue bastante gracioso. 



Ya estamos en agosto, lo que significa que la noche poco a poco va apareciendo y para cuando llegué a Akureyri tras haber recorrido la península, ya había hecho presencia. Paré en una gasolinera que era lo único que estaba abierto para cenar un perrito caliente (la única comida más o menos digna a la que tenía acceso); y como no quería estar en una ciudad relativamente grande y no tenía sueño, seguí conduciendo, esta vez por la Ring Road en dirección contraria, hasta llegar a Varmahlid, en dónde se encontraba mi siguiente destino. 


Llegaría como a las 2 de la mañana y me dispuse a descansar un poco, aunque no mucho porque quería ver el amanecer desde una poza de agua termal que había cerca. ¿Problema? que había que conducir un poco más (unos 20 minutos) y que amanecía a las 4:30. Así que tras dormir un par de horitas para allá que me fui. ¿Mereció la pena? Bastante. 



Afuera harían entre 7 y 9 grados, dentro del agua 40. El rio que se ve recorre unos 30 metros más en el lado derecho de la foto y desemboca en una cascada preciosa. Así que sí, fue una gran idea. 


Paré a desayunar un poco y el plan que tenía para la vuelta lo fui cambiando sobre la marcha. Al final no fui hacia el oeste, pero antes de volver a Hveragerdi, hice una carreterita más, muy bonita pero pesada (no estaba asfaltada), desde la que pude ver alguna foca, un montón de Krías (conocido como gaviotín ártico; ya he hablado antes sobre ellos aquí) y Hvítserkur.


Cuenta la leyenda que un Troll (Hvítserkur) quiso destruir el monasterio de Thingeyrar, pero el amanecer lo sorprendió antes de que pudiera cometer su cometido. Así que qué mejor momento que ir a verlo que prontito por la mañana. 




Seguí conduciendo un poco más hasta llegar a la Ring Road y ya desde aquí, no quedaba más que conducir un par de horas más muy cómodamente hasta llegar de nuevo a casa. 






Comentarios

Entradas populares de este blog

EN BUSCA DE LO CONOCIDO

6 meses

FELIZ AÑO NUEVO