LOS INGENIEROS DEL AGUA
Ayer, cuando llegué al hotel de Abu Dabi, me llevé la grata sorpresa de que hoy tenía el desayuno incluido, sorpresas que te da la vida. Así que hoy tras levantarme y hacer un poquito de ejercicio (por delante tenía un largo trayecto e iba a pasar muchas horas sentado), para allá que me he ido, a disfrutar del buffet.
El vuelo ha ido muy bien, tres horas me separaban de mi siguiente destino ¡el desierto de Amman! (Jordania), aunque el viaje hoy no acababa ahí. Tras las 3h de vuelo, aún me quedaban casi otras tantas, para llegar a Wadi Musa o como la conocemos más fácilmente: Petra.
El viaje en coche ha sido increible, era la primera vez que estaba en un desierto tan grande. Iba acompañado de tres jordanos con los que he ido charlando y con los que compartido el que ha sido probablemente el té más rico de mi vida.
La entrada a Petra es preciosa, las largas rectas, caracterizadas por el color marrón de "la autopista del desierto" dejan paso a una carretera de curvas en una colinilla verde que dejan intuir la ciudad y las montañas cercanas en las que se esconde, entre otras cosas, el tesoro de Petra, la fachada de Al Khazna, que veré mañana.
Tras instalarme en el hostel, he cogido la mochila y la cámara y me he ido a dar un paseo por la ciudad y he recorrido sus calles llenas de cuestas.
He acabado el día visitando el museo de Petra en el que he sabido sobre la evolución histórica de la ciudad y la importancia que han tenido los Nabateos en ella gracias a sus trabajos en la ingenieria del agua. Muy interesante.
Al salir del museo, he visto que, a lo alto del parking del mismo, parecía haber un bonito atardecer y para allá que me he ido corriendo. Lo que he visto al llegar no tenía ningún tipo de sentido, era precioso. Yo esperaba encontrarme con un descampadillo y lo que me he encontrado han sido las montañas del desierto con un color del atardecer brutal y a unos jóvenes tocándo música y cantando que acompañaban el momento de una forma mágica. No sabía qué hacer. Me he quedado minutos de pie mirando pasmado a uno de los sitios más bonitos que he visto nunca.
Gracias por estar ahí.
Guille
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